sábado, 16 de octubre de 2010

Resucité


Me lo había advertido las revistas, mis padres, la televisión, mis amigas, mi entorno. Mi conciencia misma había hecho explotar mi cabeza a gritos. Pero yo hacía oídos sordos, él mismo me hacía sorda a todo aquello que me alejara de él. No me daba cuenta que lo que me acercaba a él me alejaba de ella. Me aislaba a la vez de mi misma.

Mi "si" empezó el mismo día que su "no", el día que me rechazó yo me rechazé a mi misma y ese fue mi mayor error. El comienzo no fue violento, más bien despacio. Al principio casi diría natural, poco precupante. El problema comenzó cuando no pude evitar el entusiasmo, creer que menos de mí era más de el. Probar cosas nuevas parecía ser mi único interés, pastillas, chiles, hierbas, cigarrillo, vómitos y ayunos se estaban convirtiendo en parte de mi vida. Hasta ell fruto prohibido me parecía más vetado que antes. Comenzé a creer que era bueno, al fin y al cabo yo era más feliz, aunque todavía no estaba satisfecha. Por dentro me autodestruía, no me daba cuenta que no solo caían mis defenzas interiores mientras crecían las exteriores ante los interrogantes, psicologicamente debastada, físicamente destruida y mentalmente fuera de mis cabales me encontraba meses más tarde.

Y ni hablar de aquella tarde. Mi piel ya parecía blanca, mis cabellos ya ni rulos tenían y eran opacos como mis ojos, los brazos flácidos y las piernas sin fuerza, los ojos caídos del cansancio y los dientes demacrados por la nicotina. Eran las 16.30, cómo olvidarlo, era casi el peso que había perdido los últimos dos meses. De pronto, en ese lunes lluvioso de primavera a casi fines del año escolar me desmoroné ante mis compañeros de curso. Allí caí en medio de una clase de matemática. Hay una laguna, no sé que sucedió. Desperté en mi casa, varias horas después. Me había dejado llevar pero no iba a dejar que por eso la muerte me lleve.

Julia Turner

No hay comentarios:

Publicar un comentario