lunes, 3 de diciembre de 2012

Duele


Te quedas callada, no lo dices porque lo lastima. Pero de pronto, te lastima a tí. Tu boca tiembla, tus dientes se aprietan y muerden tu lengua. Lo quieres decir... ¿Para qué callarlo? Cierto, para no lastimar. 
Se empiezan ir uno a uno los motivos, será que tu mismo dolor no te deja pensar en el de los demás. Sabes que no puedes vivir callada y que en algún momento lo vas a soltar. Que se apiaden de la persona que esté frente tuyo cuando no puedas más, cuando vomites frases sin sentido, cuando el corazón de abra y no se quiera cerrar, cuando las palabras fluyan, cuando te animes a decir la verdad. 
Es dificil decir la verdad, pocas veces las verdades que se callan no son las que hacen mal. Se han callado amor, secretos, misterios, inventos, revoluciones, perdones pero ninguno lastima tanto como esa verdad que quien la sabe tiene la certeza que al decirla va a lastimar. 
Duelen las malas noticias, los desamores, los desacuerdos, duele la sinceridad. 
Podemos vivir fingiendo que no pasa nada, que todo está bien, que ya lo notará. Podemos hacerlo, pero nadie puede negar que cuando se sepa va a lastimar más. 
Duele decirle a quien más amas que algo tiene que cambiar, que algo no funciona, que necesitás algo más. Duele decirle a tus padres que te equivocaste, que te perdonen, que renunciaste. Duele decirle a un maestro que no estudiaste, que no te importa, que le fallaste. Duele decirle a un hermano que no puedes, que no quieres, que no lo entiendes. Duele decirle a un amigo que no lo extrañas, que no es el mismo, que ya no te tiene. Duele decirse a uno mismo que no todo está bien, que no es perfecto, que esta vez vas a perder. 
Mejora todo con la fe, con la compañía, con el saber perder. La fuerza sana las heridas, nos fortalece y nos permite volver. Hay personas también que sin importar las verdades que has tenido que decirles de frente allí estarán para verte renacer, para unir las cenizas y permitirte volver. Siempre hay alguien, siempre hay fuerza y siempre hay fe. Siempre se puede probar, mejorar y volver a intentar.

jueves, 16 de agosto de 2012

Perturbada


Una ciudad. Dos, quizá. 
Un sentimiento, inverso. 
Una poeta, inquieta. 
Cuatro corazones y ninguna cabeza. 
Mientras unos dicen "para siempre",
dos se gritan "hasta nunca". 
Mientras uno quiere retener el beso otro ruega que acabe. 
Predicciones hechas fantasías,
mentiras encubiertas con realidad,
realidad cubierta de mentiras.
Miedo a perder y ganar, 
miedo a ser uno más, 
terror al "qué dirán".
¿Quién da más? ¿El dolor? ¿O el amor?
Me da igual, si el amor es dolor al final. 
Dos luchan por un mañana 
y para otros el presente se desarma. 
Mucho silencio, que hace ruido 
Mucho ruido que se silencia. 
Las acciones ya no hablan, gritan. 
Se pretende tapar verdades haciendo de palabras montañas, 
mientras distraen la atención con cualquier hazaña. 
Todo sea por tapar la cruda realidad, 
amores a medio cocer que se desatan así nomás, 
relaciones hervidas y pasadas que se despedazan sin más. 
La calma no es buena, 
sabemos que el huracán vendrá. 
No estamos preparados, 
nos va a derribar. 

Julia Turner

lunes, 28 de mayo de 2012

Aguas


Me ahogaba en el mar de tus ojos porque la tormenta no calmaba. Me entraba agua en el cuerpo y tu no me salvabas. No me ofreciste más que el verde mar para que me sumerja en el, no me explicaste el peligro ni me dijiste cómo salir. Y yo entré, entré sin saber que así como era hermoso para la vista la profundidad del agua, dejaba de serlo cuando entrabas allí. Se tornaba frío y confuso, mirarlo desde adentro ya no era igual, todo parecía tan grande y yo me desorientaba con cada segundo que pasaba allí. Mucho de ti entró en mi, mucha agua, muy salada. Me dejaba sedienta, sedienta de algo que no me saciaría tu mar. Porque cuanto más tiempo pasaba allí, mas sed tenía, más agua tomaba y más pánico al no poder salir de ahí.
Llegó un pescador,me atrapó y me dió tanta agua como necesitaba. Me llevó a tierra firme, pero nunca me negó mirar el mar. Me enseñó a nadar pero se me fueron las ganas de nadar en tu mar. Porque él tiene en los ojos un lago sereno en el que puedo chapotear. Día y noche me empapo en sus aguas que son dulces y tranquilas. Él me llama y me invita a nadar, prometiéndome siempre que volveremos a tierra firme y que estará allí por si me llego a ahogar.
Agradezco a mi pescador que me sacó de las aguas turbias que me ahogaban y me iban a matar, agradezco a mi pescador que me enseñó los secretos necesarios para aprender a nadar. Agradezco a mi pescador del amor que me enseñó a amar.
Julia Turner


jueves, 26 de abril de 2012

Miradas


Me dabas asco cuanto te miraba. Mostrando tus piernas con esa corta minifalda, mostrando los pechos que la naturaleza jamás te dio con ese escote, mostrando tu actitud de caza frente a cada hombre que encontraba tu mirada. Esa mirada tan felina y que perforaba. Intenté no mirarte para no ser uno más, yo no quería ser otra preza en tus garras. 
Miré tu escote tal vez porque me tenté, mire tu trasero tal vez porque no me resistí, pero yo sabía que si te miraba a los ojos no habría vuelta atrás y te encontraría envuelta en las sábanas de mi cama al despertar. 
El alcohol no ayudaba, jamás lo hará. Me hacía quererte mirar pero mi razón me cegó por mi bien y esa noche dormí solo otra vez, intranquilo sin saber si despertarías entre las sabanas de otro o si realmente pensabas en mi. 
Te empecé a conocer y me volví inmune a tus miradas y tus juegos, podía mirarte sin querer desnudarte y abrazarte sin abalanzarme. Me empezó a gustar tu forma de ser, ya no me importaba si tenías una minifalda o un vestido hasta los pies. Podías tener polera o estar mostrando toda tu piel pero yo ya no miraba, solo te quería terminar de conocer. 
Después de un tiempo te empecé a querer, creo que fue cuando dejaste de verme como una meta y comenzaste a regalarme sonrisas, cuando empezamos a hablar y descubrimos lo mucho que teníamos en común. Hablamos, hablamos y hablamos hasta que te olvidaste de que me pretendías y te sinceraste, fuimos tu y yo por una noche, fuimos reales. Tanto hablamos que olvidaste también de mantener tu maquillaje, tu postura erguida y de tu mirada. Según vos, olvidaste verte linda, para mi te veías más hermosa que nunca. 
No te vi por unos días y ya te extrañaba. ¿Qué estaba sucediendo conmigo? Creo que te deseaba pero no quería hacerlo porque sabía que ya no estaban en mi tus miradas. Me habías contado de tus chicos, de tus idas y venidas, me habías contado parte de tu intimidad y yo ni siquiera pensaba en ser parte de ella. Lo que yo no sabía era lo que pasaba por tu mente, que pensabas en mi estando en brazos de otros, que cada beso que te daban lo cambiabas por cualquiera de mis miradas, que preferías hablar conmigo que una noche con cualquiera en la cama. 
Me animé a admitir mis sentimientos mientras vos todavía me echabas un par de tus miradas, que se desvanecían de a poco porque pensabas que yo ya no era un juego, que de pronto me deseabas y no me querías en tu vida un minuto, ni una noche, ni una semana. El día que me animé a decirte lo que sentía ya no me mirabas con tu mirada asesina, me mirabas con tu mirada enamorada. Me terminé de convencer, ya no eras la  muchacha de escote y minifalda, ahora eras la chica de las sonrisas y las carcajadas. Eras natural y relajada, ya no te importaba usar pijama delante mío y no te daba verguenza cuando te desnudaba, tal vez porque ya te había desnundado el alma en nuestras charlas y las miradas. 
Hoy te miro y me gustás, te miro desnuda en mi cama y se que no desaparecerás por la mañana, se que me miras como a nadie jamás mirarías y que me amas como a nadie jamás amarás. 
Nuestro amor nació de las miradas, de las que evité al principio y las que busqué mientras me enamorabas, las que te doy hoy, mi amada y las que damos al futuro que planeamos. Puede que aún estando ciego yo te hubiese amado, porque tu enamoras con los ojos, las acciones, las caricias y con las palabras. 
Julia Turner

A mi segundo pasado


No lo vas a leer. Lo se, porque jamás lo hiciste. Incluso cuando decías que me amabas poco te importaban mis pasiones. Si algua vez me hubieras leído habrías sabido que jamás sentí lo que decía, mi facebook me delata. Las frases eran puro sufrimiento y mis notas solo explicaban lo mucho que añoraba el pasado, la confusión en mi cabeza. Si alguna vez me hubieras leído sabrías que me molestabas, que eran pocas las cosas que me gustaban de tí y que éstas eran falsas. Si tan solo una palabra de las que te dije hubiera sido realmente escuchada te habrías dado cuenta que nunca te quise a mi lado de tal forma. 
Cuando te dejé de querer allí te lo dije, pero no fui capaz de darte una explicación, mi mente me decía que no. El miedo al juicio de los amigos, el temor a un nuevo error, el rechazo a la soledad no me dejaban largarte de una vez y ser sincera conmigo misma, ser capaz de decir la verdad. Hoy, tanto más tarde me doy cuenta por qué esa mañana me sentí tan bien cuando lo dejé todo ahí. Hoy que conozco perfectamente lo que esperaba de ti, que se que era lo que deseaba sentir me doy cuenta que no me dabas ni la más mínima parte. 
Me pasé dos meses fingiendo algo que jamás había sentido, me pasé dos meses mintiéndote y lo siento. Si, lo lamento pero no por eso te lloraré las disculpas porque tu me debes varias disculpas también. Me usabas y todavía no puedes asimiarlo, no amabas mas que la idea de tener a alguien a tu lado, no estabas enamorado y no lo estás, y no me extrañas... pordrías estar extrañado a alguien más. 
Solo quiero que sepas que solo lograrás amar el día que no estés tan concectrado amándote a ti mismo, porque el amor propio es importante pero el amor por los demás es el que da felicidad. 
No seas rencoroso, no me mires mal. Sonríe por lo que sucedió porque ambos aprendimos, porque "no hay mejor profesor que el error". 

Julia Turner

Espejos


Hace medio año escribí lo siguiente:
"Ese día estaba en tu casa lavandome la cara en tu baño, cuando levanté la vista me vi reflejada en el espejo y tu estabas detrás mío. No pude evitar mirarte por el espejo y me abrazaste desde atrás, tus manos rodeando mi cintura me hacían sentir cómoda y tu cabeza apoyada sobre mi hombro también. Nos miramos los dos al espejo, era la primera vez que nos veíamos juntos, nunca jamás lo habíamos hecho porque no teníamos fotos y jamás habíamos estado abrazados frente a un espejo o vidrio. Nos sorprendimos, nos veíamos bien. No pude evitar notar que mis ojos no eran los mismos que cuando me veía en el espejo de mi casa, los tuyos eran los que siempre tienes cuando me miras pero no los mismos que cuando miras a tus amigas. Nuestras caras eran raras, no eran las de siempre. Supongo que eso es lo que ve la gente cuando estamos cerca, eso es lo que los hace preguntarse sobre nosotros, eso es lo que los hace decir esa palabra que no te gusta escuchar. Somos muy evidentes, nadie se cree las mentiras que les decimos hace años... ya no existe esa mentira porque nadie la cree."

Hace unas horas descubrí que lo que había visto en ese espejo era lo que yo quería ver y no una realidad. Hoy si vi la realidad. Lo volví a ver a él a mi lado, mirandome con los mismos ojos pero con distinta mirada. Hoy vi en su rostro la felicidad de tenerme a su lado de la forma más inocente que conozco, me di centa que hace seis meses no había amor en su mirada, solo había deseo de mi parte. Él no me amaba, yo solo lo deseaba, y aunque eso me lo hubieran dicho sus miradas yo estaba cegada, yo quería ser amada, soñada y respetada. Hoy, hoy también vi eso en una mirada. Unos ojos pardos me miraban hoy en el reflejo del espejo, acompañaba la sonrisa y unían los abrazos. Me vi a su lado y me noté feliz, no era la confusión de antes, ni un mar de lágrimas. Era un sentimiento puro y reconocible, era lo que siempre había querido sentir en personas que no correspondían. Eso era amor, amor correspondido. 
Los espejos me han mostrado realidades que no puedo ver por estar muy cerca mío, los espejos me han permitido salir de la fantasía y descubrir que también en este mundo se puede amar y disfrutar de la alegría.
Julia Turner 

Julia Turner


Ya nada queda de ella, las sonrisas la han hecho desaparecer. Los cambios vienen con el tiempo y ella ha cambiado los tiempos. 
Ella hubiera jurado que el cambio comenzó un tres de agosto. Yo te puedo asegurar que el cambio fue el seis de enero. Cinco meses tardé en descubrir que para cambiar también necesitaba renovar la compañía y no me refiero a elegir a alguien nuevo, sino elegir un nuevo tipo de persona. Los desonocidos no me iban a llevar a ningún lado ni me iban a regalar sonrisas, lo único que querían ellos era sacarse de encima las ganas. Pero ¿qué importaba quién era ella? ¿Qué importaba lo que ella sentía? Y como a ellos no les importaba, ella pensaba que tampoco le tenía que preocupar. 
Intenté el amor en septiembre pero jamás iba a funcionar si todavía estaban enterradas en mi piel las espinas del pasado. Era como una mujer que vuelve con quien la golpeó. El me había herido la autoestima, me había destruído los sentimientos, él me había rebajado a una puta con título de novia. Intentaba parecer mejor, pero por dentro era la misma esencia. Ni las flores que jamás me dió, ni las cartas podían lograr que me olvide del pasado, porque él era mi pasado y yo no lo podía dejar atrás. Me empeciné en creer que era bueno y no lo era, ni como persona ni como amante. Él era egoista y egocéntrico, él lo sigue siendo.
Por suerte todo cambió, por suerte le volví a dar una oportunidad al amor. No era entregarme a cualquiera esta vez, era entregarme al mejor. No quiería alguien que quiera a su lado una novia sino que me quisiera a mi como novia. No quería ser la última elección, quería ser su primera. Quería alguien que me quiera de verdad y no por lo que represento o por lo que puedo hacer. Quería ser amada, quería amar, quería corresponder. Tanto quería, que terminé amando. Y ahora entiendo mis errores del pasado, sus errores del pasado, porque esa no era yo. Julia Turner sonríe, Julia Turner es la de ahora. La enamorada, la loca, la desesperada, la apasionada... Esa es la Julia que hace años quiere salir a la luz y que ahora es libre de hacer lo que se le plazca. Hoy puedo reír libre y sonreir sin motivo alguno. Hoy puedo soñar despierta y morirme por besar, puedo decirle a todos lo que siento por dentro, puedo revivir momentos en mi mente. Hoy finalmente puedo ser feliz, como hace tiempo que no lo era. 
Julia Turner