domingo, 11 de diciembre de 2011

Con mis 17 años puedo decir...


No conocerán a persona que esté más orgullosa de su vida que yo de la mia. He logrado la mayor cantidad de metas que he podido, lo he intentado todo, he superado miedos y he tenido un par de finales tristes. 
A los diescisiete años tuve mis aventuras, me arriesgué, probé sensaciones desconocidas, dije la verdad, mentí, desobedeci, jugué, lloré, corrí, nadé y me ilusioné. 
Con tan pocos años tuve un amante en el otro lado del país, conquisté a un extraño, conquisté a un amigo, fuí y volví, me arrepentí, lloré por un hombre, amé a uno solo, deseé a varios, cometí locuras por un par, cumplí cuatro fantasías e hice realidad las de dos personas más. 
En mi vida me miré a un espejo y no me reconocí, me saqué ocho pesos de ancima y me puse nueve más, me tenté, engordé y adelgacé, me reí de mi misma, me operé, me avergoncé, me traumé.
Perdí amigos, perdí conocidos, perdí contactos, gané amigos, gané conocidos, gané contactos. 
Cosmovisioné, monografié, putié y finalmente lloré. 
Me besaron, besé, me abrazaron, abracé, me pegaron, pegue, me hirieron, herí. 
A mi familia la maldije cuatro vecés y la amé un millón mas, los defraudé, los enorgullecí, los privé, les dí. 
Egresé, estudié, me superé, decaí, cambié, me vi, me arrepentí, volví a ser. Leí, escribí, morí. 

Julia Turner

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