domingo, 3 de julio de 2011

Cuatro cigarrillos y una decision que tomar.


La caja de los Marlboro estaba al lado de ella en el escritorio, el encendedor naranja arriba. Tentaban. Quedaban 7 cigarrillos y ella recordaba perfectamente cuando y donde se había esfumado ese octavo. Seguían tentando. Estaba nerviosa, hambrienta y con una sed de suicidio que literalemente mataba. No lo pudo contener. El viento no le dejaba prenderlo y parecía novata, las manos le temblaban y su boca estaba tensa. No podía dejar de pensar.

Septiembre, primavera, "la estación del amor" por primerva vez en su vida era lo último que se le pasaba en la cabeza, no eran tiempos de andar mariconeando por un chico que no existía, era el momento de deprimirse porque no sabía su futuro. Esa noche, el dia siguiente y el otro los tenía planeados, de allí en adelante... nada. No es algo preocupante, uno debe vivir el momento, ni planeando ni recordando mucho, la espontaneidad por encima de todas las cosas, pero este era uno de los pocos casos en los que ser espontaneo no sirve y las cosas hay que pensarlas.

El primer cigarrillo de esa tarde se lo fumó con un "mamarracho" en la cabeza, ya para el segundo las ides se habian acomodado un poco y para el tercero comprandía con bastante facilidad lo que sucedía y se irritaba. Ella pensaba... ¿Cuándo había dejado de ser niña? No sabía si habia sido durante su fiesta de 15, mientras sacaba el carnet de conducir, probaba su primer cigarrillo, compraba su primer preservativo, salía al primer boliche o si fue cuando le dieron la llave de su casa. En todos esos momentos ella se había sentido más grande y un poco menos chica pero sentía que esa niñez todavía estaba dentro suyo, latente. ¿Era o no era niña? Después de unos minutos encontró la respuesta, había dejado de ser niña. El momento exacto no lo recuerda pero sabe que no hace mucho tiempo sucedió, fue cuando después de muchos años hizo esa pregunta que se le hacen a los nenes en la primaria y que uno no la recuerda hasta sus 18 años cuando hay que reformularla.

¿Qué querés ser cuando seas grande?

"¿Cuando sea grande? Que insólito- penso ella- ya soy grande, porque ya es hora de decidirlo". De pronto, una nube en su cabeza, un sonido muy agudo y la sensación de que le están sacando miles de fotos con flash, se marea y se sienta.

¿Seguir lo que le dicen sus padres? ¿Lo que dice su amiga? ¿Lo que hay en su ciudad? ¿Lo que le de plata? ¿Lo que le de fama? ¿Lo que se le de la gana? No sabe. Había pasado los últimos meses paseando por terrenos desonocidos y probando nuevas ciencias, artes y disciplinas para encontrar una que le calzara, pero nada la llenaba. Ninguna de esas actividades tenía emoción alguna para ella, ninguna la hacía feliz. Estresada los últimos meses sentía que nunca encontraría la vocación de su vida, como si su camino no tuviera rumbo.

El cuarto cigarrillo lo fumó de antojo nada más, ya ni siquiera pensaba, más bien se esforzaba por sacar toda idea de su cabeza. Miraba a la gente pasando por la puerta de su casa, donde se había ubicado una hora atrás, veía como caía el sol y las casas tornaban un color anaranjado, miraba la luz que parpadeaba porque hacía meses que no la arreglaban, veía gente y sus profesiones en cada una de sus caras y sus formas de caminar, se veía en el reflejo de la ventana y encontraba un gran vacío en ella.

Las ganas de despejarse eran inevitables y no lo iba a lograr jamás fumando como típica histérica y mirando pasar a la gente que volvía de sus trabajos, volvió a la casa y salió minutos después con una bici y un reproductor de musica. Carla Bruni a todo volumen y unas pedaleadas mas tarde se encontraba finalmente en paz. Iba despacio, tranquila y el sol ya casi no se veía, habían solo rastros de su existencia en algunas nubes del cielo. Concentrada escuchando una canción, intentando recordar la letra y mirando atentamente la rueda que parecía estar torcida no lo escuchó, ni lo vio y a penas lo sintió... ya después no sentiría nada. Fue un camión, fue un doble acoplado el que la rozó, la tiró y finalmente la pisó, fué un Wolsvagen 2007 el que acabó con su vida.

De pronto ya no importaba nada, cuantos años tenía, si sabía conducir, si era grande o pequeña, qué estudiaría, lo único que importaba ahora es que había una vida menos. Solo ella podría comprender ahora el motivo por el que nunca encontró su vocación, por el cual nunca era capaz de planear un futuro lejano, por el cual ese día veía su propio rostro y en el no encontraba nada. No estaba destinada a vivir.


Julia Turner.


Fotografía por Julia Turner. Modelo: Julia Troia

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