viernes, 1 de abril de 2011

Ficcion


Me cansé de que mi cuerpo tome las decisiones por mí. Yo quiero poder equivocarme, poder decidir que es lo que quiero y lo que no. Básicamente quiero poder dormir en la posición que mas me agrade y no en la que no sea incómoda, quiero poder abrazar a alguien y no sentir miedo, quiero dejar de subirme la remera cada dos minutos y poner mis manos cuando me agacho, quiero dejar de vivir pendiente, quiero dejar de rechazar chicos por miedo a lo que pueda ocurrir y quiero dejar de hacer oídos a mis deseos con ellos porque se que aunque confío en ellos no puedo ser yo misma, quiero ir a probarme vestidos de quince con mi mejor amiga y usar una malla que me guste todo el verano.

Quiero decidir si tener relaciones con él o no y que mi cuerpo no sea lo que me lo impida sino mis padres, creencias, confianza o lo que sea. Deseo poder usar un corpiño con encaje solo porque desde años es algo imposible y poder cambiarme enfrente de una amiga. Quiero mirarme al espejo y sonreír sabiendo que no soy perfecta pero tampoco anormal.

Desearía dejar de inventar excusas para no ir al río, pileta, cumpleaños, salida o lo que sea. Porque no se puede bailar con polera pero tampoco hay una remera de la que no deba vivir pendiente, porque no se puede poner una malla sin miedo a que se caiga el relleno, porque no se puede hacer un deporte con los amigos por miedo a que te agarren, porque no se puede ir a dormir con alguien por miedo a que se te corra algo mientras duermes. Y te preguntan por allí ¿Por qué vas toda tapada? No es por frío señores, es escalofrío… porque tiemblo cuando pienso que se pueden dar cuenta.

Y siento que este cuerpo no es mío, sino que es el que me han otorgado, pero no puedo moldearlo a mi manera porque hay cosas que no tienen cambio.

Y es mi culpa haber subido todos esos kilos pero tal vez ya no quiera bajar más, y me siento bien así pero hay un bisturí atrás mío que me pide diez kilos menos. Y se los voy a dar para ser feliz nada más. Para tener que preocuparme por otras cosas y no por mi incomodidad.

No es fácil bajar de peso porque también quiero vivir, no quiero ser más rara al no comer con amigas o tomarme un helado con ellas. Y me excedo, lo se… pero es inevitable tras tantos años. Y me acuesto cada noche sintiéndome culpable por lo que comí o lo que no, porque esto también lo creé yo. Lloro antes de bañarme y mientras me baño también, cuando miro de reojo al espejo y cuando miro fijo también, cuando me cambio y cuando pienso en ello, lloro, lloro y lloro.

Y no quiero ser una adolescente más amiga de Mía o de Ana, admito que lo he intentado pero sin resultado, porque eso es sufrir pero no es un sacrificio. Sacrificarse es ir al gimnasio, caminar, correr o trotar, es comer poco cuando querés más y ver a alguien más comiendo lo que tu no puedes, sacrificio es pasar una semana con hambre y no ver a la balanza cambiar pero teniendo en mente que cambiará en una semana más, sacrificio es mirar a las flacas y no odiarlas ni aborrecerlas sino pensar que ellas no ganarán una batalla como la que vos ganarás.

Pasaron ya cinco años y me cuesta aceptarme, ya no se que hacer y hay días y pienso en exceso… hay días que me mataría por una goma y diez kilos menos de peso.

Julia Turner


Fotografía por Valeria Ribas. Modelo: Julia Turner

3 comentarios:

  1. Hola amiga.... no tenes idea de cuanto llore al leer,... es exactamente como me siento cada dia desde que tengo memoria,... me distes esperanza al pensar que no soy la unica, y creo que hare un esfuerzo gracias...

    ResponderEliminar
  2. Eso es lo que deseaba, gracias por leer.

    ResponderEliminar
  3. te leo a la distancia y me da cosa no estar cerca... me gustaría estar al lado tuyo para enterarme de muchas cosas pero no de ésta manera... hablamos alguno de éstos días?!?!?! Hace mucho que no lo hacemos y siempre pienso en mi hermosa primita de chuflos en la cabeza, coqueta y risueña... te quiero mucho mucho!!!

    ResponderEliminar