miércoles, 30 de marzo de 2011

Inconclusa n 2


Si no puedes pensar otra cosa que en tu novio tienes un problema. Si no puedes hacer otra cosa que no sea la que hace tu novia tienes un problema. Si gastas todo tu dinero en tu novio tienes un problema. Si los únicos planes que haces son con tu novio tienes un problema. Si los únicos mensajes que tienes en tu celular son los de tu novio y tu madre tienes un problema. Si todas las noches te acuestas a dormir pensando en tu novio tienes un problema. Si sientes que el mundo se acaba si tu novio no está contigo... definitivamente tienes un problema. El problema es que estás dejando ir tu vida en algo que no existe, algo como el amor.

En tiempos remotos, porque todo siempre comienza en tiempos remotos, dos personas se conocieron, se gustaron, se "enamoraron". Piiiiiiiiiip, error. Dos personas, se encontraron, se gustaron y nació un sentimiento mutuo. ¿Qué es ese sentimiento?

Una persona no lo es todo para nadie. El amor no existe, es solo algo en lo que nos empeñamos en creer.

Julia Turner

Fotografía por Julia Turner

Doble ve, doble ve, doble ve, punto, facebook, punto, com, punto, ar


"3925 había sido su redord, a el llegaba un lunes por la mañana cuando su última solicitud de amistad enviada había sido aceptada. No importaba quien era esta persona, cual era su nombre, sexo o edad, lo que importaba era el número al que ella llegaba. Ella no conocía a esta persona, así como no conocía personalmente a dos tercios de sus "amigos", ni profundamente a siete octavos de ellos". ¿Y ahora qué? "Elemental, mi querido Watson": "socializar".¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué?. Desde el principio es más sencillo. Aquí corto.

Se creó al cuenta para no ser de menos, para incluirse en las conversaciones y enterarse la vida privada de la gente. Tal vez pensó que no sería un vicio o que nada cambiaría. Pero de pronto las amistades se hacían con cliks y no con confianza y ya no era dificil eliminar a alguien de la vida. Bueno... si eso es vida.

Se sentía una más, con su "vida nueva" podía fingir ser alguien que no era, podía photoshopear cada una se sus fotos, y mentir en cada uno de sus estados, podía vivir donde quisiese y hablar los idiomas que le gustaban. Pero lo qué más la atrajo fue poder hacer muchos más amigos de los que había podido hacer hasta el momento.

¿Pero de que sirve? Hacer clicks no te va a asegurar que cuando te pase algo allí estarán, ellos no serán la mayoría en tu funeral, no los puedes abrazar y jamás te verán llorar, no podrás tocarlos ni sentirlos. Lo peor de todo es que jamás sabrás si son verdad, mirarlos a los ojos es un lujo y que sean sinceros con ellos no es parte de esta sociedad.

Sus ojos son pixeles y sus frases se acomodan en código binario, cada una de sus sonrisas son virtuales y pueden borrar un sentimiento con la misma rapidez que una publicación.

Ellos no son reales, esta vida no es real. Dejarse atrapar por esto es lo peor que te puede pasar porque pronto dejas de vivir tu vida para meterte en la de los demás. Y no puedes evitar saber la nueva relación, o escuchar la misma canción que el que la publicó, no resistes la tentación de entrar en el perfil de quien te gustas para añadir otra descepción. Y si no te gusta lo que te dicen lo puedes eliminar y los comentarios de las fotos donde sales mal se desvanecen en el mundo virtual.

Dejaron de ser amigos, son simples personas que aceptaron meterse en tu privacidad.

Julia Turner

Fotografía por Julia Turner. Modelo: Julia Troia

Mi mejor amigo


Siento que ya no puedo vivir en este mundo, o por lo menos no puedo vivir sin pensar en ti. Parece imposible pero cada una de las cosas me hacen acordarme directa o indirectamente a vos, si no es el celular con tus mensajes es la computadora con tus mails, si no es las estrellas que miramos juntos es el programa que miramos. Es la play, las comidas, el perfume, el gesto, la plata, las calles, la lluvia, las risas, el deporte, el sol, mi cama, tu cama, la luz del cuarto e incluso los cordones. Una calle en especial y un hall en particular. Unas marcas en común y diesiciete abrazos que cuento aún. Fueron solo cuatro te quieros en tantos años pero demasiado siginificado, y ni un solo beso. Fueros roces y volaron piñas, fueron abrazos y quejidos, fueron cosquillas y gritos, ya fue todo.

Hoy te miro y sonrio sabiendo que jamás serás mio, pero me rio porque ese tiempo no fue desperdiciado, gracias a tantos momentos compartidos hoy tengo a mi mejor amigo.

Julia Turner

Fotografía por Julia Turner. Modelos: Kendal Scott y Pablo Mastroberti

Inconclusa n 1


De pronto siento que estoy desperdicionado mi vida. Paso las horas frente a una comutadora, encerrada en mi casa y lo unico que hago es comer y dormir. Siento que si muero en este moemnto nada sería distinto e incluso a veces sospecho que me puedo llevar por el impulso y terminar con mi vida.

Ya nada me importa, si me dejan salir o si no, si él me ama o me odia, si ellos me perdonan o no, siento que con el sol y el aire de mi jardín alcanza y no hace falta ir a la montaña, que con mil duchas uno puede remplazar unas gotas de lluvia, siento que el afecto puede ser remplazado con la imaginación. Soñar que el me acompañana, soñar que me toca, que me besa, soñar que bailamos una cancion juntos y que me dice que luzco hermosa.

La locura siempre estuvo, pero las alucinaciones son nuevas. Nunca creí que me podía dejar dominar por mi cabeza y que pronto mi inconciente me hiciera parecer conciente. Ya es normal despertarme por las mañanas empapada en sudor y lágrimas, es costumbre mirar fijo al espejo y sentir que me responde, no me sorprendo si siento cadenas en los pies y vendas en mis ojos. De pronto ya estoy acostumbrada a este nuevo mundo.

Comparo con la cárcel pero ésta debe ser mejor porque uno sabe que tan malo es, a cada persona que hizo lo mismo se le dio la misma condena. Pero mi condena es...


Julia Turner

Fotografía por Julia Turner. Modelo: Fernanda Llambí

Imitarlo pero jamás igualarlo


Estaban tirados en la cama, cansados, su respiración la oiría cualquiera que pase por la puerta pero no corrían ese riesgo porque hacía horas que estaban solos en la casa. Desde que ella recordaba siempre habían estados solos en esa casa, casi no recordaba la cara de los padres de su amigo, que ya no era amigo, hacía ya unas horas que habían abandonado años de amistad para probar algo más. Ella se sentía protegida entre sus brazos, siempre se había sentido protegida a su lado pero esa tarde en particular sentía que ese cuerpo le pertenecía en parte. El se sentía tranquilo, como nunca antes en su vida, no le importaba si escondía la verdad o la ocultaba, él que siempre hacía secreto todo lo que le sucedía. Desnudos en la cama ya no podían ocultar nada, ni defectos ni sentimientos porque la vuelta atrás no era una opcción, siempre habían sido partidarios de que arrepentirse no sirve para nada porque no se puede volver en el tiempo. En ese momento no se arrepentían, incluso si hubieran podido retroceder unas horas.

El agacha la cabeza, ella no puede evitar mirarlo, él cierra los ojos suavemente, ella besa su hombro, él inclina su cabeza hacia ella, ella se revuelve los pelos y por fin él rompe el silecio:

- Sabés qe me molesta.

- Lo sé.

- ¿También sabías que te quiero?

- Nunca lo dudé

De pronto parecía que ese tipo de conversación fuera cotidiana entre ellos, pero la verdad es que ella nunca lo había escuchado hablar de sentimientos, aunque era cierto que suponía que algun sentimiento tenía guardado bajo ese corazón de piedra. Siguieron hablando, la conversación no llegaba a ningún lado y ella quería callarlo con un beso, no se animaba porque pensaba que no había suficiente confianza hasta que fue él quien se dio cuenta que las palabras estaban de más, la tomó del cuello y la besó.

Interrumpiendo la adictiva armonía en la que se mantenía desde hacía un rato, ella con la cabeza en su pecho y el rodeandola con sos brazos haciendole caricias en el brazo, sono una alarma. Ella se asustó y saltó, él rió porque siempre sus gestos eran exagerados y esta vez había saltado, literalmente, de la cama. Con la risa de fondo ella atiende su telefono.

- si, no, si, no, no, bueno, ya voy.

Él la miró buscando respuestas, ella simplemente tomó su bolso y se dirigió a la puerta, él la siguió. Subieron las escaleras, atravezaron el pasillo y frenaron en el comedor, estaban justo enfrente de esa ventana por la que ella tantas veces había mirado en búsqueda de respuestas los meses anteriores, él la miró con ternura al notar que en su cabeza corrían mil ideas a la vez, no dudó en tomarla de la cintura y besarla.

Diez minutos más tarde ella caminaba hacia su casa con una lentitud propia de quien se acaba de romper el fémur, iba pensando e intentando contener la sonrisa. Era feliz, un hombre la había hecho feliz más allá del placer sexual, su te quiero había valido más que los besos de cualquier otro chico. Ahora no sabía que hacer... ¿Debía finjir que nunca había ocurrido y volver a ser su amiga? Debía pero no era lo que quería.

Al día siguiente ella lo vio en el colegio, en ese momento le resultó una maldición ir al mismo curso. Nunca habían procurado sentarse tan lejos, pero aunque los separaran un par de metros no podían evitar mirarse. El no comprendía en que momento ella se había vuelto irresistible y ella no podía controlar sus emociones y en su cabeza recordaba momentos de la tarde anterior. Salieron del colegio, cada uno para un lado... cuadras más adelante vibra el celular de ella, frena y mira el mensaje, sonríe, se había librado de un peso, ya no tedría que fingir que nunca había ocurrido... el no se había arrepentido. Ella hizo una cuadra a la derecha, él una cuadra a la izquierda, de pronto solo los separaba una calle. El medio del centro, la una del mediodía, veite autos y treinta personas pasando a su alrededor por minuto, el semaforo que pasa de verde a rojo, de rojo a verde, las bocinas, el sol calienta y el viento que enfría, los negocios bajando sus rejas... pero lo unico que importaba en ese momento eran ese par de ojos, miradas penetrantes y seguras, él cruza la calle sin mirar y la abraza, fuerte como si temiera que ella se fuera a escapar, la besa en una mejilla.

- Perdí la verguenza.

Sus manos se entrelazan y caminan con el mismo rumbo, ese cuarto donde empezaron como amigos y donde ayer decidieron después de muchos meses comenzar un amorío.

Julia Turner

Fotografía por Julia Turner. Modelos: Fernanda Lambí y Lorenzo García